El galvanizado consiste en recubrir el acero con una capa de zinc, la cual lo protege de los agentes corrosivos de la intemperie debido a que el zinc forma sales en su superficie que no son susceptibles de sufrir el proceso de corrosión.
Por otra parte, el pintado se realiza por medio con una capa de pintura sobre el metal, en ocasiones con la adición de aditivos, pero no obligatoriamente.
Esta capa de pintura es un polímero que actúa como barrera de los agentes corrosivos del ambiente ya que la misma no sufre procesos corrosivos.
La principal diferencia entre ambos recubrimientos es su durabilidad. El galvanizado es mucho más resistente y durable a la corrosión que la pintura. Además, el galvanizado es más resistente a los rayones y a la abrasión que la pintura.
Por otro lado, la pintura ofrece una mayor variedad de colores y acabados que el galvanizado., por lo que se puede tener acabados más estéticos del acero con este. Además, es más fácil de aplicar y puede ser utilizada en superficies más pequeñas o detalladas.
Por lo tanto, en caso de requerir una protección duradera y con mayor resistencia a la corrosión, el galvanizado es la mejor opción. Si se desea personalizar el acabado del acero, la pintura es la mejor opción.